sábado, octubre 15, 2005

Arte y Literatura.- Gabriela Zayas




Publicado el 9 de Octubre, 2005
Para Lety, que me ilumina los días.
Estaba yo apenas comenzando a aprender a pintar en la Escola Municipal d'Art de Sant Cugat, cuando nuestro profesor, Pere, nos pidió hacer una acuarela. La acuarela a todos parece difícil. Pero su naturaleza, que es impulsiva y atarantada, que te exige pintar en unos minutos, mientras está húmeda la hoja, que no te permite elaborar demasiado y que te da el resultado bueno o malo de inmediato, se lleva bien con mi carácter impaciente. Yo abandono las tareas más pesadas. Desde chica me ha gustado llegar y besar el santo. Y si no me sale algo, pues lo dejo, pero ¿yo trabajar?. Así que la acuarela se me entregó: somos iguales. Echadas a perder o válidas, pero luego, luego. Me salió bonita.
Me salió en dos patadas. Luego me puse a pensar. El caracol es como un oído. Un oído femenino o si queréis, sensible. Un oído en el que se esconden los sonidos del mar, de donde venimos. Es una cosa húmeda que guarda secretos insondables, secretos de profundidades y de oscuros silencios, pero oscuros no por perversos, sino por antiguos. El caracol es femenino y musical. En él se esconde la vida que no se ve, pero que existe, como en nuestro cuerpo de mujeres. Late ahí un ser. Estamos, tantas veces, ocultas incluso para nosotras mismas... ¿Y en qué reside el erotismo del caracol? en su misterio. En la tibieza interior, que aguarda un oído que escuche. Sobre todo, queremos ser oídas, descubiertas en nuestro ser interior. Más allá de la belleza del envoltorio, que no todas tuvimos, dentro hay algo precioso: el alma, la música.
Poco después hice un par de acuarelas con ese mismo tema. La siguiente no me gustó tanto, aunque si lo veis bien, es más evidente la característica sexual. Creo que es una acuarela más física que la anterior, que es más alma que carne y en ésta se invierten los términos: Para mi sorpresa, la que vendí fue la tercera de la serie, que a mí no me gustó y que me hizo abandonar el tema. Ni siquiera la escaneé. Ahora la incorporo:
No he buscado fuentes literarias para esta reflexión. No sé si el caracol ha sido en algún momento emblema de lo más hondo de nuestras almas de mujeres. Para mí lo es. Por eso al leerte, Lety, sentí que, aunque distantes, navegamos por las mismas aguas.
Por reinadegrillos,
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Querida Gabriela, con mis limitaciones para el manejo de los programas, no logré subir los caracoles en el sitio que tu les adjudicaste. Pero no podía dejar de expresarte de esta manera mi enorme gratitud. Para mí los caracoles, son exactamente lo que tú has dicho y además, son el oído de Dios que se inclina, para escuchar los ecos que surgen de mi espiral, porque eso soy, eso somos, diminutos caracoles de Dios.

11 comentarios:

fgiucich dijo...

Cuando los caracoles expresan su alegría, el mundo se hace más querible. LetyxGabriela= Potencia al cuadrado. Abrazos.

Lety Ricardez dijo...

Don Fernando, su presencia bendice cada post y en este quiero muchos visitantes, para decirle gracias, mil gracias, a Gabriela.
¿Ya vio mis pequeños avances en la técnica y arte del blog? son apenas esbozos, un poco más en su otra casa, pero ahí voy, avanzando penosamente.
Lo abrazo

Daniela dijo...

Hola Lety, dejame decirte que tienes una bella capacidad de expresar tu alma ya sea escribiendo o pintando, cuando Dios nos guia hace de nosotros seres inmensamente afortunados y creo que tu eres una de ellas.
saludos desde el fin del mundo!

Anónimo dijo...

Letyyyy!!
Besos y gracias a ti.

Lety Ricardez dijo...

Querida Daniela, yo creo que adivinas que crecí deseando cariño, por eso eres tan dulce conmigo. Pero dime, ya viste mi pintura de la afgana? o piensas que los caracoles son mios. Si eso piensas, honor a quien honor merece ¡¡ya quisiera yo que lo fueran!! Los pintó Gabriela, además me regaló ese post en su blog. Sigue el link de su nombre abajo del tuyo. Es mi maestra de apreciación de la pintura vía Internet. Yo también pinto como te decía, pero soy una amateur y ella consagrada. Te dejé un cariñito en tu casa y volveré por allá.

Gabriela hermosa, me gustaría abrir mi corazón para enseñarte la gratitud guardada, pero no se puede.
Alguna vez te tendré en persona y entonces podrás verla.

Orfa dijo...

Gaby y Lety:
Qué gusto haberlas encontrado a las dos, estuchitos de monerías, no, eso es poco, mujeres geniales.
Toda mi admiración va para ustedes, y besos y abrazos.
Las quiero mucho.

Lety Ricardez dijo...

Querida Orfa:
En verdad, yo sólo soy espejo de resplandores. O algo hermoso que alguien me dijo, lugar o motivo de confluencias. Con eso me conformo y claro, con tus amorosas palabras. Nos vemos por tu casa. Mil besos

Anónimo dijo...

¡Orfa! (Lety permíteme que le diga algo a esta niña) ¿qué pasa que no posteas? Te echo en falta ¿es lo de Gazapo que te tiene muy ocupada?
Extraño tus posts. (Ya Lety, gracias). Un beso a las dos.

Lety Ricardez dijo...

Querida Gabriela, tú no pidas permiso de nada en tu casa, que además la cosa se pone mejor cuando la conversación se generaliza, y es cierto Orfa, nuestra Gaby cubrió una desatención mía al no preguntarte lo mismo. ¿Cómo si no sería este lugar de confluencia? Un abrazo enorme y besitos para las dos. Me voy a ver como andan las historias de enamorados en tu página Gabriela.

lo-pez dijo...

ay los caracoles...
besos de caracola

Lety Ricardez dijo...

Sobre todo estas acuarelas de Gabriela. ¿Verdad que son bellísimas? mi preferida es la primera. Y además, esa parte en la que Gaby habla de los secretos insondables que son capaces de guardar, y esa parte de "oscuros silencio, pero oscuros no por perversos, sino por..."
En un poema yo escribí una vez "...no quiero que se asomen al fondo del aljibe que guarda mis secretos, no porque sean oscuros, sólo porque son míos, que el viento los disperse, que se eleven en humo". ¿Te fijas de que forma los significados se encuentran, se oponen, se entrelazan, así sucede con las almas afines ¿tú crees esto, verdad? Yo creo que tambien Gabriela.
Recibe mi abrazo para tí