domingo, octubre 30, 2005

Ellos son un clan. Yo; veo los toros desde la barrera

Mientras escribo se me vino a la cabeza un platillo de huevos que servimos en el restaurant, allá en El Marqués y que fortuitamente llamamos “veracruzanos”, y lo digo así, porque mi mamá es veracruzana y estos huevos son un revoltillo.

Así como ese revoltillo era Nacho.

Los huevos llevan frijol, chiles verdes, chorizo y crema, mucha crema y además van en tacos. ¡Y vaya si le ponía Nacho crema a sus tacos! Y vaya si le ponía blanco, negro, rojo y sobre todo picante a su vida.

Para tratar de ser coherente debo empezar hablando de lo que es nuestra familia y para ello tengo que empezar hablando de mi mamá.

No porque mencione a mi mamá creas que de ella sacó tu padre todo lo que era. Se parecía mucho a mi papá y tenía un orgullo de Ricárdez que tú vas a llegar a entender, si no es que ya entiendes.

¡Esta familia es un caso! y más bien no es una familia, sino un clan. O tal vez una tribu en la que mi mamá tiene mucho que ver, aunque no sea Ricárdez.

O tal vez es la más Ricárdez de todos y ni ella ni nosotros nos hemos dado cuenta. Si no fuera así tal vez se habría salido con la suya y sentiríamos mucho más orgullo por el Carrión y eso si podría jurártelo, no pasa con ninguno de nosotros.

Ser un Clan, o pertenecer a un Clan, suena bonito pero tiene sus bemoles.

A mí me encanta estar en este clan, aunque no pertenecer a él.

Más bien el Clan me pertenece, porque mis hermanos son míos. Los siento de veras dentro de mi, pero se que no estoy dentro de ellos.

Los que están dentro del Clan que son todos los varones, no tienen vida propia.

Viven el uno para todos y el todos para uno a cada momento y esto muchas veces les ha sido nocivo.

Se enojan conmigo porque no soy como ellos; ellos tienen una sola familia y yo tengo otra, la propia, además y eso lo tengo muy claro, aunque en cierta forma me duela, estoy dispuesta a dejar ir en su momento, a todos mis hijos para que formen nuevas familias.

Pero esa esencia de clan, en el fondo la admiro y envidio, aunque también me preocupa y a muchas veces entristece. Sus consecuencias han sido terribles, por eso me siento segura viendo los toros desde la barrera, pero te decía, esa esencia no la tiene mi familia.

Y mis hijos van en busca de ella cada domingo a la Hacienda allá en El Aranjuez, e incluso nos dejan solos a su padre y a mí, para buscar a sus abuelos y a los tíos y yo no quiero impedirlo.

Tú también formas parte de ese Clan y mis hijos te adoran.
***
En ese tiempo Javier tenía año y medio, ahora, pronto cumplirá catorce. Los primos siguen amando a Javier, la Hacienda abandonada, mi padre muerto y ese Clan, ay, ese Clan...

viernes, octubre 28, 2005

Anecdotario acerca de Nacho. Para javier que también es Nacho

Quiero empezar estas líneas hoy, precisamente hoy y no cualquier otro día, aunque no sea mucho lo que avance en ellas.

¿Por qué hoy? Porque ayer lo enterramos.

Pero decir lo enterramos hablando de Nacho, es decir mucho, porque no se le puede enterrar.

Al menos yo, desde ayer mismo he empezado a hablar de esto que hoy te escribo, y así lo tenemos presente, como si él mismo estuviera aquí.

¿Que para qué escribo? pues tengo muchas razones para hacerlo.

Porque siempre quise escribir y nunca tuve nada importante que decir.

Porque en todos mis años, solo la muerte de Nacho me ha animado a hacerlo.

Porque quiero entregarte esto a ti. No para que lo admires; pues cuando llegues a leer estas líneas, ya tendrás tus propios conceptos acerca de tu padre.

Escribo para que lo conozcas, o más bien conocerás lo que yo pensaba y sentía por él. Digo esto porque aunque trate de ser imparcial, mis sentimientos van a reflejarse inevitablemente.

Se también para qué no escribo. No quiero que lamentes su pérdida. Más bien escribo para que lo poseas, aunque tú ya lo posees. Él se ha quedado en ti.

La vida de Nacho fue especial, plena de acontecimientos que poco a poco compartiremos. Siempre le dije que tenía un destino especial y que debía encontrarlo.

Ahora sé que ese fin especial de la vida de Nacho, no era sino dar lugar al principio de la tuya.

Tu eras lo especial que el tenía que realizar y no se fue sin cumplir su destino.

Cuándo empecé a escribir; muy valiente, me dije que podría hacer un libro, la vida de tu padre da para eso pero no se si yo alcanzo para eso. Quizá solo se quede en carta, o a lo menos en cuento, pero en fin, sigo escribiendo.

Eso sí, que no me pidan que le de continuidad y menos fin, porque estoy segura que seré una vieja y todavía un día, alguien me contará otra anécdota que agregar a estos apuntes.

Será escrito entre muchos, con aportación familiar y de amigos, porque las anécdotas son múltiples y yo como su hermana (ya sabes lo poco que se invita a las hermanas) no compartí sus secretos, entiende que diez años de diferencia en edad, son muchos años.
***
Mi hermano se llamaba Ignacio Javier; mi sobrino Javier Ignacio. Él tenía dieciocho meses cuando murió su papá. Han pasado doce años y el anecdotario ha crecido con él, pero aún no se lo entrego.
Se acercan las festividades de muertos, que en México son celebración, por eso les comparto esto. Tanto Tristán como yo hemos subido antes algo acerca de Nacho. No fue una perita en dulce, fue un joven inteligente y lo amamos mucho aún.
Dejo aquí este link, sólo por si no logro que funcione el otro como me enseñó mi maestro en el curso de Letralia. Todavía estoy un poco verde en estos tecnicismos.

lunes, octubre 24, 2005

Por culpa del Stradivarius, dicen que peco de tonta

Aquí una historia a la que el polvo de los años, para mi, no le quita el encanto. Tú dirás si en verdad lo tiene.

Allá por los setentas, trabajé para la Cervecería Cuauhtémoc. Dentro de mis funciones estuvo la de seleccionar una nueva Secretaria, puesto para el que se presentaron varias chicas, tan jóvenes como yo lo era entonces.
Una entre ellas destacó por la razón que les cuento. Sujetó con un clip, a su examen de aptitud, un pequeño recado, donde a la letra decía “Puse todo mi empeño en la prueba y lo pondré cada día en mi trabajo. Por favor contráteme, quiero ayudar a mi mamá. Ella cose ajeno y nos ha mantenido y hasta ahora nos ha educado sola, a mis hermanitos y a mí.”

Ella fue la elegida y es fácil suponer que nos hicimos amigas. Así fui conociendo la historia de su vida. El padre un estudiante de Leyes y su madre ya lo dijo Malena, costurera. Ambos Istmeños, los dos sin recursos económicos. Esta buena señora, inclinada sobre la máquina de coser, mantuvo la carrera del padre de sus hijos y a los niños pequeños.

Cuando el señor terminó sus estudios, ya convertido en flamante abogado, le dijo adiós y se marchó llevándose los libros que ella había pagado. Dejó atrás a tres hijos, una mujer desolada y un violín, que en su destartalado estuche, colgaba de un enorme clavo oxidado, tras la máquina de coser y con el que el más pequeño de los niños jugaba.

También Malena conocía mi vida y una mañana me preguntó si mi papá querría comprar aquel violín, que tan malos recuerdos le traía. Así al menos serviría para atender alguna necesidad inmediata. Mi padre, coleccionista de viejo y también de antigüedades, no establecía distinción. Bastaba que algo le gustara para comprarlo y ella me ofreció el violín en cincuenta pesos. Le dije que tal vez, y al día siguiente, sin esperar más, lo trajo, en su estuche negro, del que todavía recuerdo su raído interior de terciopelo.

Siempre he sido romántica, por lo que no es raro que pasara por mi mente la idea de una compensación para Malena y su madre, así que le dije sonriendo que tal vez su violín fuera un Stradivarius. Ella ni siquiera sabía que era eso, yo tomé jugando, el violín entre mis manos y lo volteé hacia mí, para ver el interior bajo las cuerdas. Ahí pegada al fondo, pude ver y leer una pequeña etiqueta de papel rectangular con una estrella de cinco puntas, y una cauda, semejante a un cometa, que en letras de imprenta decía: Stradivarius Antonnius. Anno 1723

Casi caigo privada, pero entonces me dije —esto no puede ser, seguramente este año no cabe dentro de la vida de Stradivarius—. Me fui directo al “tumbaburros” de la oficina y busqué Stradivarius. Ahí encontré:

Stradivarius Antonnius, escrito exactamente igual a la etiqueta. Después: Famoso fabricante de violines Genovés, nacido en 1644 muerto en 1737…

Volví al diccionario, ahora con una búsqueda frenética, —Gutenberg, Gutenberg— me decía, pensando que el Diccionario me diría que en esas fechas no se había inventado la Imprenta. En ese momento ya no recordaba ni el día en que yo había nacido, tal era mi nerviosismo:

Al fin Gutenberg me dio la bienvenida y decía:

Johannes Gutenberg. Nacido en Maguncia. La fecha exacta de su nacimiento no se conoce. Se ha determinado que nació hacia el año 1400. Su verdadero nombre Friele Gensflisch. Su muerte se establece ocurrida probablemente a fines de 1467 ó comienzos de 1468.
En ese momento yo brincaba y bailaba emocionada y feliz, pues fuera cual fuera el año de la muerte de Gutenberg, siglos de distancia entre la invención de la imprenta y la pequeña etiqueta visible entre sus cuerdas, protegían la autenticidad del violín de Malena.

“Malena, Malena, tu violín es un Stradivarius” —le decía—. Por supuesto que el barullo era grande así que nuestro jefe asomó la cabeza desde su privado para preguntar que sucedía. Se lo conté y se mostró entusiasmado. Entonces sugirió que llamáramos a Zabludowski, comentarista de TV, que en aquel entonces era como el gurú para muchas cosas y lo hicimos. Nos contestó con gran indiferencia, tachando de absurdo nuestro hallazgo. “Todos los Stradivarius existentes —nos dijo— están debidamente localizados y catalogados, es absurdo que piensen que un violín así pueda ser hallado en Oaxaca. Alguien debe estar intentando cometer un fraude”.

Ante la autoridad de las palabras de Zabludowski se apagó la emoción de mi jefe; la de Malena, nunca llego a nacer, así que insistió y me rogó que le comprara el violín por cincuenta pesos. Yo me negué a robarle. Malena se resintió conmigo, y disgustada se llevó el violín a su casa.
A pesar de lo dicho por el comentarista de TV, yo seguí pensando que antiguamente al Istmo de Tehuantepec llegaban muchos barcos con artículos del viejo mundo -a mi padre siendo niño, lo enseñó mi abuelo a comer quesos fuertes y vinos importados, que llegaban por Salina Cruz como único Puerto de entrada- además muchos habitantes del Istmo, son hijos de extranjeros llegados de esas tierras. Nadie esperaba beneficiarse de la impostura, entonces ¿para qué cometerla?
Todo esto le conté a mi padre años después, que le conté la historia, me sacó la dirección y fue a casa de Malena, vio el violín pero no quisieron vendérselo, así me tachó de tonta desde entonces.
A Malena y a mí, la vida nos llevó por rumbos opuestos, pero en una que ocasión volví a verla, salió a relucir la historia del violín y ella me contó que nunca habia creído que el violín valiera gran cosa. También me dijo que nunca más lo propusieron en venta.

Años después vi un Stradivarius en un nicho de cristal en el Castillo de Chapultepec en México. Verlo y emocionarme fue todo uno. Soy pequeña de estatura y el violín estaba colocado en alto, así que me paré en puntas de pies para ver sus entrañas. No alcancé a ver el interior bajo las cuerdas, ignoro si ese violín autenticado, alberga una pequeña etiqueta rectangular similar a la del violín de esta historia.

Entre tanto, se que el violín del padre de Malena, sigue colgando de ese viejo clavo oxidado. Ya ni siquiera el niño, que hoy es adulto, lo baja.
***
Lo primero que tenía que decirles, es que esta historia la escribí anoche, y la revisé a la ligera, con el ánimo de sorprender a mi hijo Tristán que fue quien me invitó para hacerla. Así que aquí la tienes, hijo, con amor. Ahora las confesiones, así como no se de muchas otras cosas, tampoco de Stradivarius, pero recordar esta historia picó mi curiosidad, y como el que busca encuentra, encontré una página educativa, muy interesante, que tiene todo acerca de estos celestiales instrumentos. Juntos podemos leer y aprender en ella, aquí les dejo la liga:
La imagen, estoy triste, porque no logré subirla.

viernes, octubre 21, 2005

Una maestra inolvidable, una alumna excepcional

Esta historia se inició hace diez años. “Cuando llega, guardo su carta en mi delantal durante todo el día. Meto la mano en el bolsillo y la toco con frecuencia, anticipando el placer de leerla más tarde, recostada en la cama, con las hojas iluminadas por la tenue luz de mi lámpara de noche. Leo; e imagino que usted debe escribir profesionalmente”

Algunas veces, sentencias como esta se convierten en signo que contiene. Yo no escribía profesionalmente. Tampoco lo hago ahora, pero al menos, animada por la fuerza irrebatible de estas palabras, muestro sin pudor lo que escribo. Esto es lo que hizo por mí la señora Maria Maris.

A ella, una gran dama norteamericana, Doctora en Letras Hispanas y maestra también de Lengua y Literatura Española. Nunca tuve la fortuna de verla. Nuestra amistad se desarrolló en epístolas, que tuvieron su origen en el amor que esta maestra singular supo inculcar en sus alumnos, hacia mi lengua y también a mi ciudad materna.

Así llegaron a Oaxaca Fran que también es maestra y Conny el compañero de sus días. Venían buscando el mágico lugar que la Sra. Maris, le describió a su alumna con tanto amor.

Porque ahí estuvo hospedada su maestra, Conny y Fran fueron directamente al hotel Marqués del Valle, con una petición un tanto extraña: deseaban un Menú impreso de los años cuarenta.

El restaurante fue nuestro por menos tiempo que ese, sólo veinte años, así que no teníamos un Menú de esa época. El mesero, con la actitud que debe tener un buen mesero, le dijo: Permítame ir a llamar a la señora Lety, estoy seguro que ella podrá ayudarle de alguna manera. A Fran, se le ocurrió que Conny me tomara una fotografía para llevarle, a mí, escribirle una carta, para contarle como era la vida hoy en Oaxaca. A esa carta, siguieron muchas otras que viajaron en ambos sentidos.

Así supe que la señora Maris, hace más de cincuenta años, fue invitada a pasar quince días en Oaxaca, por la familia propietaria del Hotel. Eran los años de su juventud y ella escribía en ese momento su Tesis de Doctorado acerca de García Lorca. Pensó que la idílica paz de nuestra ciudad colonial la ayudaría en su empeño. Aceptó y esos días fueron para ella un tesoro que conservó durante toda la vida y compartió con muchos de sus alumnos.

Fran y Conny, tienen hoy una casa en Oaxaca, a la que vuelven todos los años, para cargar sus baterías como ellos dicen. La Sra. Maris volverá este verano. Viene porque Fran que fue para su maestra más que alumna, la hija que no tuvo, y Conny que aprendió a amarla,
...traen con ellos sus cenizas.
***
Para subir este post estaba esperando una fotografía de Fran con su querida maestra, pero no me llega y yo, ardo en deseos de compartirles su historia. Así que por el momento lo hago sin fotografía. Ya la subiré después

martes, octubre 18, 2005

Tres poemas breves


Deshidratar la rosa,

guardarla en un poemario,

no mantiene viva la esencia del amor.

***

Cuando suenan tus pasos

…brillan mis ojos.

***

Las ramas de ese árbol

acogen a las garzas

al término del día.

Al calor de tus brazos

reconozco mi nido.

***
Tengo tarea. Escribir cómo y dónde conocí a la persona amada. Para entrar en materia y también en calor, rescato, no entre papeles, sino en los repliegues ocultos del corazón, poemas que él ha engendrado y yo he dado a luz. Hay muchos más, pero por hoy sólo les regalo tres. ¿Don Fernando el segundo alcanza a ser poema?
Ojalá que les gusten. Con esto mi tarea no concluye, apenas inicia, pero irá por buen camino. Bueno, eso digo yo.
Para inspirarme les muestro como era él, en sus años mozos. ¿Negarán que guapísimo? Ahora es un hombre muy distinguido y todavía de buen ver. ¿Yo?
No me pregunten por favor. Mejor les subiré una fotografía.

sábado, octubre 15, 2005

Arte y Literatura.- Gabriela Zayas




Publicado el 9 de Octubre, 2005
Para Lety, que me ilumina los días.
Estaba yo apenas comenzando a aprender a pintar en la Escola Municipal d'Art de Sant Cugat, cuando nuestro profesor, Pere, nos pidió hacer una acuarela. La acuarela a todos parece difícil. Pero su naturaleza, que es impulsiva y atarantada, que te exige pintar en unos minutos, mientras está húmeda la hoja, que no te permite elaborar demasiado y que te da el resultado bueno o malo de inmediato, se lleva bien con mi carácter impaciente. Yo abandono las tareas más pesadas. Desde chica me ha gustado llegar y besar el santo. Y si no me sale algo, pues lo dejo, pero ¿yo trabajar?. Así que la acuarela se me entregó: somos iguales. Echadas a perder o válidas, pero luego, luego. Me salió bonita.
Me salió en dos patadas. Luego me puse a pensar. El caracol es como un oído. Un oído femenino o si queréis, sensible. Un oído en el que se esconden los sonidos del mar, de donde venimos. Es una cosa húmeda que guarda secretos insondables, secretos de profundidades y de oscuros silencios, pero oscuros no por perversos, sino por antiguos. El caracol es femenino y musical. En él se esconde la vida que no se ve, pero que existe, como en nuestro cuerpo de mujeres. Late ahí un ser. Estamos, tantas veces, ocultas incluso para nosotras mismas... ¿Y en qué reside el erotismo del caracol? en su misterio. En la tibieza interior, que aguarda un oído que escuche. Sobre todo, queremos ser oídas, descubiertas en nuestro ser interior. Más allá de la belleza del envoltorio, que no todas tuvimos, dentro hay algo precioso: el alma, la música.
Poco después hice un par de acuarelas con ese mismo tema. La siguiente no me gustó tanto, aunque si lo veis bien, es más evidente la característica sexual. Creo que es una acuarela más física que la anterior, que es más alma que carne y en ésta se invierten los términos: Para mi sorpresa, la que vendí fue la tercera de la serie, que a mí no me gustó y que me hizo abandonar el tema. Ni siquiera la escaneé. Ahora la incorporo:
No he buscado fuentes literarias para esta reflexión. No sé si el caracol ha sido en algún momento emblema de lo más hondo de nuestras almas de mujeres. Para mí lo es. Por eso al leerte, Lety, sentí que, aunque distantes, navegamos por las mismas aguas.
Por reinadegrillos,
****
Querida Gabriela, con mis limitaciones para el manejo de los programas, no logré subir los caracoles en el sitio que tu les adjudicaste. Pero no podía dejar de expresarte de esta manera mi enorme gratitud. Para mí los caracoles, son exactamente lo que tú has dicho y además, son el oído de Dios que se inclina, para escuchar los ecos que surgen de mi espiral, porque eso soy, eso somos, diminutos caracoles de Dios.

viernes, octubre 14, 2005

Poemas escritos por la niña


¿Para levantar un papalote
hay que correr con piernas largas?
¡Y qué!
mi hermana me va a prestar las suyas.
***
El elefante tiene la piel con arrugas
yo creo que su mamá se la pone grande
porque quiere que le dure.
***
Desde la niña que soy, desde la que siempre he sido, aquí la fotografía para la niña de Larvita y dos poemitas para Gabriela, como expresión de gratitud, también te pido permiso para subir tu post del Erotismo de los caracoles. Se vale decir que no por supuesto.

jueves, octubre 13, 2005

Una chica afgana que dio la vuelta al mundo


***
Pues aquí tienen amigos, en vez de mis palabras, mis primeros pininos con el óleo, esta chica fotografiada por ese grande de National Geographic, fue mi primera "víctima" para intentar plasmar su extraordinaria mirada.
Debo decirles que fue pintada después de tres clases de óleo y mi primer encuentro con este medio de expresión, así que perdonarán mis chapucerías. Les ruego que vean con mis ojos, lo que surgió después de tan pocas clases, pero largo tiempo deseando la pintura. También Raquel Olvera me dió mi primera clase de dibujo a lápiz y puede darles fe de este "milagro" pequeñito que me fue concedido. Mi maestro de Oleo, Tarcisio, a quien llamo Tarcio con gratitud, cariño y respeto.

miércoles, octubre 12, 2005

Caracol

En remolino el agua visitó tu entraña,

satinó los surcos de tu piel.

Y los tiempos...

Los tiempos imprimieron tu historia caracol

***

martes, octubre 11, 2005

Un poema de Silencio

Ella viene en un caracol
desnudando los caminos.

Como la espuma de mar
refresca los intrincados
laberintos de sus recuerdos.

Crea sonidos y corre
en la playa desnuda
como una niña.

En cada punto de la espiral
nos envuelve y nos lleva
hasta el centro.

***

Este poema lo escribió Silencio y lo dejó como un regalo en Porque yo así lo quise, un regalo que termina diciendo:

Ahora estás más cercana.
Aunque nunca nos veamos.
Aunque sepas que desde una sombra
Te saludo con ambas manos.

***

Lo pongo aquí para expresarle mi gratitud y mi afecto.

lunes, octubre 10, 2005

Desdobrado Silêncio.
Me amordaça

Quero sair de mim
Porém não há portas.
***

Busca

Viajo dentro de mim

Busco os motivos
Que me movem.
***

A Deriva

Vou e venho
Com o olhar interno;
As palavras me esgotam.
***

Derivo

Não penso _ vou perto de onde vou.
Estou em mim sem mim,
Ou comigo não estou.

Sou mais eu, quando escrevo

Ou escrevo, quando não sou,
***

Lamento que de este último poema, sólo tengo en portugues, una versión anterior. Acostumbro acariciarlos largamente, con este sucedió eso. Este es un agradecimiento desde el corazón para quien me lee en un idioma distinto del propio. Yo no domino este idioma, debo esta traducción a una amiga querida Yvonne Dhamaris.

domingo, octubre 09, 2005

Desvaríos

Voy hacia donde voy, o camino sin andar.

Estoy en mí sin mí, o conmigo no estoy.

Soy más yo, cuando escribo.

¿O escribo, cuando no soy?

***

sábado, octubre 08, 2005

Esculturas

El viento y el agua tallan,

los pensamientos cincelan

***

viernes, octubre 07, 2005

Oaxaca en su soledad


Oaxaca no tiene ríos caudalosos. Incluso se le puede reprochar la crudeza con la que muestra su sed en los meses previos al estío. Esto es cierto, más su carencia queda inmersa en las voces que cantan alabanzas a su cielo, tradiciones, leyendas, colores y sabores.

Cuántos visitantes acuden una y otra vez durante Julio a sus fiestas de Guelaguetza, donde la belleza de sus mujeres y la orfébrica urdimbre de sus trajes engalanan el Cerro del Fortín.
En el mes de Noviembre, visitan los fastuosos templos y sus iluminados panteones. Ahí rinden tributo al candor y la sabiduría de la tradición indígena que honra a sus ancestros en las fiestas de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos.
Qué decir, que no se haya dicho, de las calendas decembrinas y de la mágica noche de los rábanos.
Cómo olvidar la experiencia vivida en Marzo o Abril, cuando con devoto fervor acompañan a nuestra Patrona Enlutada durante la Semana Santa, para estallar después, en júbilo Pascual, sobre el suntuoso manto de sus playas vírgenes.

En estas fechas la conocen festiva, pero Oaxaca tiene también momentos de recogimiento.
Necesita alimentarse de si misma, para recrear todo lo que ofrece el resto del año. Es entonces, cuando se reserva para sus hijos y para aquellos escogidos que saben buscarla en sus meses de soledad.
En Mayo y Junio, Oaxaca viste para ellos sus calles. El cálido naranja de los flamboyanes inunda la ciudad. Invita al caminante a detener el paso.
Si el caminante atiende, goza aún antes de alcanzarla, la gloria de su follaje. Hasta los automóviles circulan con lentitud para saborear en todo su esplendor la belleza.
Sólo si caminas al paso se agudiza la vista, y puedes descubrir los nativos Xacaloxúchitl que lucen en bouquet sus flores de color crema, blancas, amarillo encendido o color de rosa. Algunos árboles hasta se desnudan de hojas para mostrar las flores en todo su esplendor, desafiando a sus hermanos pintores a plasmarlas.

No hay prisas; no hay aglomeraciones, todo es paz en el discurrir de la vida provinciana.
Oaxaca se envuelve en rebozo de flores, de sol, de luz, para cobijar sin distinción los sueños de sus hijos y moradores.
En Mayo y Junio, los visitantes son parte íntima de la ciudad.
Cuando transitan por los pasillos y corredores de hoteles, restaurantes, casas de hospedaje, templos y museos, reciben y dan un trato de amigos.
El espíritu de Oaxaca se derrama en sus calles, en sus fuentes, en sus seres. La ciudad, al interior, se muestra no sólo bella; también se deja ver sacerdotisa, que transmuta sed por entrega.
El que tiene oídos, que oiga. El que tiene ojos, que vea.
***
Este texto es uno de los pocos que he escrito acerca de mi ciudad. A Oaxaca le han cantado tantos, y tan bien, que es por eso, que yo prefiero hablar de ella, apasionadamente eso si; dejando que mi voz se exalte y module cantos a su belleza. Mi pluma esta vez quiso mostrarla porque Kiantei me lo pidió, aquí está para todos, aunque debí esperar por una foto de los hermosos flamboyanes.

jueves, octubre 06, 2005

No acertaba a surgir

La palabra...
Preciso bisturí
abrió la carne.

***

miércoles, octubre 05, 2005

No es inútil

Destila humedad la roca y nace el musgo,

Así es la palabra.

***

Me pregunto una y otra vez si valdrá la pena para ustedes, asomarse para encontrar sólo dos lineas, que a veces ni siquiera sé si conforman un poema.

martes, octubre 04, 2005

Invitación a la vigilia

Aunque cruje sus mandíbulas
siniestra
la noche es claridad en la vigilia.
*

lunes, octubre 03, 2005

Arráncate el bocado

Muestra la grupa;

Expulsa airada por los belfos.

Resuenen tus cascos chispas de las piedras.

Todo.

Antes que permitir el cuello uncido,

las riendas en tus sueños.

domingo, octubre 02, 2005

A la deriva


Voy y vengo con el oleaje interno;

Las palabras me agotan.
*
Tú me entiendes. A veces abruma el silencio, otras veces las palabras.