domingo, octubre 22, 2006

Escribir es estar en espera


Es concebir desde las manos. Preñarse con palabras. Madurarlas como el fruto y dejar que revienten en tu pluma.

Y no puedo hablar de preñez, ni de fruto, sin pensar en la abuela Chelo.
Istmeña que nació con el siglo pasado y estuvo cerca de tocar los linderos del nuevo. Mujer recia, morena, de gruesas trenzas y gran fuerza. Parió quince hijos, montó en mula por los caminos que su hombre hizo a golpe de machete y llegó a ver que sus hijos construían con dinamita.
Dinamita también, se llamaba la mula que montaba y era la más bronca del Faro, esa finca que ayudó a forjar desde la nada. ¡Ah que hermosa era mi bronca abuela! tanto como los cafetales cuajados de cerezo.
Tengo un recuerdo de la abuela que me fue transmitido por la dama y tiene la pureza de su entorno; la placidez de un cuadro:
Un pequeño canal de riego discurría entre su cocina de aromáticos leños y el comedor de la finca. Ella pasaba y cada vez sumergía por el placer de hacerlo, sus pies pequeños en el agua cristalina. Uno acariciaba al otro y dejaba su piel tan tersa que provocaba pensar, que nunca los posó en el polvo.
Trabajó mucho en la cocina para peones o cosiendo; hoy pantalones para los hijos, inclinada sobre la máquina, y mañana con capotera y mecate, la boca de los sacos del café cosechado grano a grano. Entre esta forma de vida y la tierna edad en que llegó a los brazos de su hombre, no hubo tiempo para aprender ni a leer ni a escribir, sin que esto le restara un ápice de aquella dignidad que en mi recuerdo emana.
Era altiva Doña Chelo. Tenía prestancia. Su cabeza no se inclinó siquiera bajo el peso del dolor, moral o físico, que de ambos supo. De tantos hijos que parió, varios murieron siendo niños y a ella con el último, la madre se le asomó de entre las piernas y vivió así hasta su último día; Sin confiárselo a nadie, al cabo que desde entonces quedó viuda.
Baste eso para saber que era templada, como el acero del machete con el que moderó, alguna vez la sombra de cafetos.
Fue guapa en su juventud y siguió siendo bella, tanto como nuestra gente en la vejez suele serlo.
Cuando yo era muy niña, compartí la banca de escuela con niños rubios hijos de extranjeros y debo confesarlo, porque para que reviente mi simiente escribo:
Fui tan tonta, como para sentirme afrentada por mi parte indígena y por la falta de estudios de mi abuela. Pero en cuanto tuve uso de razón; Cuando me di cuenta de donde me venía la magia, agradecí cada gota de su sangre y he pedido perdón por mi infantil tontería.
Hoy son personas autóctonas como la inolvidable Doña Chelo, las que me hacen consciente de lo que vale nuestro estado. Su sensibilidad y su arte, sus dialectos y memorias son mi orgullo.
Pero también estoy triste, por la ingenuidad de mi gente para caer en manos de bandidos; por su falta de preparación que los hace presa fácil de los malos, por su hambre que les hace seguirles como corderos, estoy triste también por la cara que mostramos al resto del país y al mundo.
Espero triunfe el bien y nos dejen limpiar afrentas, recuperar la dignidad, volver a levantar la cara.










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Este es el primero de varios textos que me han tenido cautiva. No tienen un orden, porque los siento parte de EntreCaracoles.
Con el correr de los días, algo sucederá y sabré donde ubicarlos. Mientras tanto les dejo uno hoy, aunque se que su lugar primigenio es en la otra casa. Se los comparto como un pequeño arrumaco para llevarlos a ella.
Cada uno tiene una imagen algunas de Internet y muchas son de ustedes, las he encontrado en su casa y las traje conmigo, sin saber que darían lugar a narrarles un pasaje de mi vida. Desde ahora les pido una disculpa, porque no siempre anoté de donde los he tomado.
¿Subsanarán mi eror para darles el crédito debido?

18 comentarios:

Silencio dijo...

Ah pues por mi no hay problema, pero no creo que ajusten jo jo, bueno yo ahora no extraje recuerdos, no hay muchos, abuelos?, hijos, pocos, no se de ellos nada.

Besos

Lety Ricardez dijo...

Te descubro Eduardo-Silencio, aunque te escondas se que eres tú.

Ya me traerás tus recuerdos, no me dijiste si te gustó este de mi abuela Consuelo.

fgiucich dijo...

Tiene Ud. todo el crédito necesario, el mayor que cualquier banco pueda darle. Esta sencilla descripción de su abuela, tiene la magia que solamente Ud. puede transmitir con semejante calidéz y belleza. Abrazos.

Laura dijo...

Entrecaracoles tiene aún más sorpresas?
Coincido con Fer, tu banco no puede negarte ningún crédito.
Cariños

Anónimo dijo...

Lety los orígenes dan sentido, pero a veces también pesan; es labor de uno hacer que sean la justa medida de lo que somos y queremos. Abrazos y besos.

Cris dijo...

leer tu escrito me ha hecho viajar en el tiempo, recordar a mi abuela...sentir tantas cosas bellas y dejar brotar mis lágrimas disparadas por los más puros sentimientos.
No solo escribes bellas letras...tus sentimientos, tu corazón, son únicos.
Besos mi querida Lety

Francisca Westphal dijo...

Que bonito saber de dónde te llega la magia! un abrazo y también pienso cada día en ti...

CEL dijo...

Me transportaste con tu escrito, a mi niñez., yo tambien tube una abuela sabia, con la que comparti muchas vivencias que ella me explicaba, esas abuelas eran seres muy especiales.Lety quedo cautivada con tu narración, las letras son mágia, la abuela Chelo te la dejó para alegria nuestra.
La sangre que corre por nuestras venas es para todos del mismo color
roja, como la pasión, que nos mueve cuando hablamos de nuestros origenes y nuestra tierra.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

...que hermoso texto, querida Lety. La espiral mágica del caracol conecta puntos invisibles del pasado, el presente y el futuro...y se hace carne en la figura de nuestros ancestros.
Salud por la memoria y que ella permita, como tu dices, que triunfe el bien en tu hermoso pueblo.
Cariños y abrazos sin límites.
Alex.

Alma dijo...

Tremendo, me hace recordar
los días de mi niñez, cuando
cruzaba por los cafetales e
iba a visitar a mi abuela,
la que me recibía con una
rica taza de café recien
colado allí, en el fogón
que tenía en la parte de
atrás de su humilde casita.

princess olie dijo...

Te felicito por doña Chelo: mujeres fuertes marcaron, también, mi infancia y su ejemplo de vida constituye un aliciente cuando se está al borde del abismo.
Abrazos y besos:

olie
25-10-2006

Diana L. Caffaratti dijo...

Siguiendo una institntiva curiosidad, suprimiendo las urgencias, me he detenido más que otras veces en mi visita a tí, Lety, y atrevida, abro la puerta para oirte en tu firmeza: "quiero decir y que la voz se oiga..."
Sigo configurandote mexicana hermosa tanto en su interior como en el afuera, palpitante de tnata herencia que puja, como en los partos largos, para salirse de sí, y decir tus extraordinarios homenajes, tus verdades como planetas, tus latires profundos, tu palpitar en la letra.

Conciencia Personal dijo...

Los abuelos sabios pendientes en nuestros aconteceres, sin ellos la vida es simple.

Me encantó tu casa y más, porque amo Oaxaca, todos sus olores, sabores, colores y sentires.

Hoy Oaxaca llora y lloro con ella.

Te dejo afectos.

Vendré seguido a visitarte.

இலை Bohemia இலை dijo...

tus sabias letras siempre envolviéndonos. La imagen de las manos son una auténtica belleza también. Abrazos

Anónimo dijo...

lety, te he extrañado pero al leer este texto me has dejado satisfecha pue slo qu eimporta es esto: tus palabras. Hermosas palabras-lluvia. Por lo de las imagenes sientete en confianza con las mias y toma como regalo las que quieras.
Yo te abrazo y te quiero acá =D

Nidesca dijo...

y todavía se te ocurre pedir disculpas por regalar maravillas.

ay, mujer, qué magia tienes para arrullarme con tus palabras y recuerdos. es que para mí es como tomarme un vaso de leche tibia en la cocina o sentarme a la orilla de una chimenea a esperar que la magia venga y me toque, y esa magia eres tú con tus cálidas palabras.

te quiero, Lety.

besos

Blog de alma dijo...

Una amiga escribió sobre las mujeres de su vida...y las llamaba brujas por todas sus capacidades ocultas...

Indianguman dijo...

Qué bella y mágica descripción de tus raíces, Chelo tiene música y consuelo, linda como tú.

besitos hermana y ánimos para Oaxaca